sábado, 23 de junio de 2012

La Historia Jamas Contada Capitulo IV


Capítulo IV


Con sangre de mercenario



Me vuelvo a poner la capucha de mi capa mirando hacia ambos lados de la calle Schulstraße con Lazarettstraße sabiendo exactamente en donde están en estos momentos las hembras humanas a las cuales busco.

Sip, estoy en la puta Münster, hogar de los vampiros nobles de la raza.

G.E.N.I.A.L.



Pero de eso nada importaba, esta noche tenía una misión que realizar en la casa de prostitutas más famoso dentro del perímetro. Dos humanas entrometidas habían cometido el peor error de sus vidas al querer chantajear a su jefe diciéndoles que sabían su secreto.

Oh si, el Bordell [burdel] era de un vampiro noble que tenia tratos con humanos para poder acrecentar la fortuna familiar.

Que nooooble, ¿verdad?

Mirando al farolero que caminaba con un  candelabro lleno de velas en su mano haciéndola parecer prendida me vienen todos los putos recuerdos desde esa noche donde mate a mi primer lesser... y en donde también comprendí que era más anormal de lo que en un momento pensé.

Totalmente anormal.

Después de la pelea que tuve, no lo pensé demasiado para saber en donde exactamente podría ir para buscar la información que necesitaba y así para entender que era todo lo que había pasado. Y no solo en cuanto a la mano brillante, sino también al hecho que algo había ocurrido para que nadie nos viera mientras peleábamos.

Eso en si ya era raro de cojones.

Así que esa misma noche comencé a desmaterializarme de lugar en lugar, solo escondiéndome en cuevas o casonas abandonadas en los bosques de las ciudades de Francia cuando salía el condenado sol, no me importaba mucho descansar, pero el sol te obliga a hacerlo, quieras o no. Simple.

Solo una vez pare en mi viaje a Alemania, en Luxemburgo en la ciudad de Mersch, pero solo para poder alimentarme de alguna hembra y retomar fuerzas antes de continuar en mi viaje, mezclando la desmaterialización como robando caballos para seguir mi camino lo más rápido que podía en ese momento.

Todo el jodido viaje me tomo casi dos meses antes de poder pisar tierra Alemana, y una vez lo hice comencé mi búsqueda. Alguien tenía que saber dónde diablos había información sobre todo lo acontecido dentro de la raza. Si que comencé buscando por muchas ciudades en Alemania como Mannheim,  Mainz, Frankfurt am Main, Düsseldorf entre otras antes de llegar a Münster en donde encontré justo lo que buscaba mientras me alimentaba de una hembra.

Justo como había pensado en ese momento, cuatro meses habían sido más que suficientes para poder conseguir algún condenado macho que tuviera la información que necesitaba para saber que mierda estaba ocurriendo conmigo y que eran todos esos fuegos artificiales en mis manos, pero sobre todo cuando me había transformado en un vampiro invisible... o mejor dicho en el vampiro con manto invisible.

Y lo conseguí.

La hembra que había conseguido para alimentarme no solo era una vampira prostituta de nuestra raza, sino resulto siendo también “la madamme” del Bordell y fue ella quien me dio la información que necesitaba cuando ocupe un pequeño truco mental que me di cuenta que tenia.

Ahora no solo mi mano brillaba como una luciérnaga, ni tampoco solo podía meterme en una jaula invisible, sino que también me di cuenta que puedo escuchar los pensamientos de los demás cuando quiero… y cuando no.

Y eso es exactamente fue lo que ocupe de ella, metiéndome en sus pensamientos mientras bebía de la hembra, extrayendo quien era el dueño del prostíbulo y la nobleza de su linaje de sangre, pero sobre todo, datos sobre su ubicación acá en Münster.

Una vez obtuve todo lo que necesitaba para saber a quién diablos acercarme y acechar todos sus movimientos durante la noche; y un día solo lo atrape y lo obligue a darme la información que necesitaba aprender y conocer mas quien – o en realidad que – era yo.

Y por primera vez, los tatuajes ayudaron en el proceso.

El macho de raza, llamado Kirjert hijo de Maksimb fue el afortunado idiota que tuvo que darme la información que exactamente necesitaba.

Aprendí todo lo que necesitaba sobre los poderes especiales que tengo gracias a unas Crónicas – diecisiete malditos volúmenes de la historia de los vampiros en la antigua lengua, que podían ser tan divertidas como leer las ruinas de los mayas –  y así pude comprender que el hecho de que el padre idiota que tengo al tener un poder intelectual elevado hace que mi mente sea aun más desarrollada que la de él mismo y lograba penetrar la mente de cualquier humano o vampiro, así logro leer los pensamientos; y también pueda ser el causante de esas imágenes de muertes que convincentemente son hechos que ocurrirán en un puto futuro próximo. Sin equivocación alguna. Que ese manto de invisibilidad no es otra cosa que algo llamado Mhis, y que mi mano tiene mucho que ver con ese poder, ya que es un ente poderoso en si por el poder de descarga eléctrica y fuego, pero sobre todo que debo mantener jodidamente lejos de cualquier cosa, persona, animal o colmillos, sino se incinerarían al instante... como les sucedió a los guerrero y el herrero del campamento.

Aunque lo que es más bizarro de todo lo extraño, es que este tipo de poder solo lo tiene la Todopoderosa Virgen Escriba, la entidad creadora y madre de la raza colmilluda…

Por un momento me quedo pensando en eso, mientras estoy ubicado debajo de uno de las cuantas casonas que están ubicadas frente al Burdell en completa oscuridad, en donde están las hembras que deben ser muertas por mi mano, con la capucha de mi capa escondiendo mi rostro, mientras pensamientos diversos pasan por mi cabeza al no entender ni mierda como pude tener esos poderes que son únicamente de la Virgen Escriba… ¿acaso será que me maldijo con esta mierda por no haberme comido toda la comida?

Una pequeña sonrisa sarcástica se forma en mis labios al pensar en esa mierda; seguramente no supo a quien cagar y no encontró a nadie mejor que a un jodido huérfano de madre e hijo de un maldito sádico 
pervertido.

Me saque la puta lotería.

Camino por la calle de tierra hasta que llego a la parte menos iluminada del local, rodeándolo, para ver por la ventana en donde se pueden encontrar las hembras humanas que Kirjert pidió que desaparecieran del mapa de inmediato, y que no solo servía borrarle la memoria.

Las quería muerta.

¿Ahora como mierda termine siendo un mercenario de un idiota noble?

Fácil.

Yo necesitaba información difícil de conseguir, él la tenia.

Yo necesitaba alimentarme de una hembra, él la tenia.

Yo necesitaba monedas y transporte, él lo tenía.

Él necesitaba un asesino… yo lo era.

Observo hacia donde está la hembra de cabellos rubios de la cual me alimento, Clarizce, viendo como maneja un látigo con el que se suele golpear a los caballos mientras se viaja en carruaje, aunque ella lo utiliza para golpear a las prostitutas o sirvientas cuando no hacen lo que ella desea.

Le golpeo la ventana con los nudillos, llamando su atención y solo realizando un asentimiento cuando me ve. Ella sabe que tiene hacer al momento.

– Naila, Alita, kommen sofort [Alita, Naila, vengan de inmediato] – Vuelve a mirarme por la ventana, cuando me estoy alejando mientras veo como llegan corriendo las mujeres.

Solo me pongo a escuchar qué diablos es lo que les dice para sacarlas de la casona, en donde su peor demonio estará esperándolas.

– Wir haben nicht kleben, Liebe, haben nichts getan [No nos pegue, ama, no hemos hecho nada] – Solloza una de ellas, escuchando su nerviosismo en el tono de voz.

– Sie wissen, dass wir irgendetwas tun können, Clarizce [Sabes que no nos puedes hacer absolutamente nada, Clarizce] – Dice la otra mujer con una arrogancia increíble en su posición de homo sapiens.

Esa debe ser la famosa Naila, la que se atrevió a chantajear a Kirjert sin ningún puto pelo en la lengua. 

Entonces la otra mujer debe ser la cómplice, Alita.

– Dumme Schlampe, reize mich nicht [Estúpida perra, no me provoques]

Arqueo una ceja al escuchar como Clarizce pierde los estribos con la humana, ahora entiendo el porqué el afán de ella de querer verlas muertas a ambas, pero destrozada a la mas lengua suelta.

– Die Liebe, die Sie beide auf der Suche nach mehr Feuer in Holz hier müssen die Kunden Wärme. Und du paar Narren sind die Scheiße, die machen [Las quiero a las dos afuera buscando leña para mas fuego aquí dentro, los clientes necesitan calor. Y ustedes, par de imbéciles, son la mierda que lo hará]

– Und warum nicht Ihre ... Clarizce? [¿Y porque, no vas tu... Clarizce?]

Me acerco un poco a la ventana al escuchar esas palabras tan arrogantes de la hembra morena, viendo como está muy cerca de Clarizce, casi nariz con nariz mientras que la otra humana de cabello color chocolate estruja sus dedos, nerviosa a cagar. Me fijo en las manos de la rubia, como aprieta el palo del látigo y sabiendo como la mierda de bien las ganas que tiene de ahorcarla con sus propias manos.

Sip, una perfecta imagen me llega desde la vampira matando a la humana.

– Naila, geschweige den… [Naila, solo vamos] – La otra humana comienza a suplicar casi en un sollozo a la deslenguada –... komm schon, bitte [Vamos, por favor]

Niego con la cabeza escuchando a las dos hembras discutiendo en voz baja mientras me toco la barba crecida. Observo hacia donde están las tres mujeres, observando con la cara de odio que las mira Clarizce mientras que las otras dos continúan hablando.

 – Machen Sie keine Probleme mehr jetzt, lass uns gehen, schon? [No hagas más problemas ahora, vámonos, ¿ya?]

– Nur dieses eine Mal... [Solo por esta vez] –  Le dice a Alita, pero de reojo, casi por encima del hombro, mira a Clarizce con los ojos brillando de provocación –…­Vampir [Vampira]

Un sonido gutural sale de detrás de la garganta de la rubia, evitando mostrarle los colmillos a Naila, apretando fuertemente el palo del látigo mientras le sisea.

– Verdammt Hündin. Du wirst in der Hölle schmoren, Hure. [Maldita perra. Te quemarás en el infierno, hija de puta]

La otra hembra solo sonríe con malicia tomando la mano y entrecruzando los dedos con la otra humana, que al parecer es la más conciliadora… o la mas sumisa, mientras pasa por el lado de Clarizce.

La rubia me mira por el hombro asintiendo aun con imágenes mentales de cómo ella misma destrozaría el cuerpo de la humana.

Antes de apartarme del vidrio logro ver un reflejo que me deja observando un par de segundos, pegados a esos ojos diamantinos brillando, llenos de… nada, ninguna emoción en particular haciendo que me vea lúgubre como el infierno con el cabello largo amarrado con una cinta de cuero que deja que algunos mechones negros se escapen, y la capucha tapándome hasta los ojos, escondiendo los tatuajes, solo dejándose ver esa barba que me hace ver tan diferente al macho de hace más de ocho meses.

Mierda.

Desenvaino la espada con manilla de plata con florituras tribales, que le arranque de las manos a Kirjert cuando lo atrape debajo de ese puente en donde estaba tirando con una puta humana, cuando escucho abrir la puerta. El olor a hembras, perfumes baratos, comidas dulces y a sexo que desprende el lugar cuando está abierto es casi desagradable a mi olfato.

– Alita, sollten wir schicken sie ... weil wir wissen, sie sind. Wenn Sie nicht zu lehnen, jetzt zu sterben, wenn wir alles, was wir wollten schon immer mal haben [Alita, nosotros deberíamos mandarlos a ellos... porque sabemos que son. Si que no te eches a morir ahora, cuando podemos tener todo lo que siempre hemos querido]

– Ich weiß, Frau, aber nicht einfach. Clarizce ist gefährlich, sah man diese Zähne ... Ich liebe, wenn ich das Milla trank sah, war... war unheimlich. Wir wollen nicht, dass auf uns übergehen. [Lo sé, amiga mía, pero no es fácil. Clarizce es peligrosa, viste esos colmillos... viste al amo cuando estaba bebiendo de Milla, fue... fue terrorífico. No quiero que eso nos pase a nosotras]

Comienzo a seguirlas mientras las oigo hablar, realmente la hembra de cabellos color chocolate esta jodidamente nerviosa, a diferencia de la mujer de rostro anguloso y moreno que solo se ve feliz por el descubrimiento, viendo el potencial que tiene todo aquello.

 – Wir geben sie nicht... Ich werde nicht zulassen niemand verletzt. Du wirst sehen [No nos pasara... no dejare que nadie nos haga daño. Ya lo veras]

– Nur ich hoffe es. Möge Gott auf uns hören. [Solo eso espero. Que Dios nos escuche]

Acecho a las mujeres sigilosamente, todo movimiento sin ningún sonido de alerta mientras ellas continúan su camino, empezando a conversar de trivialidades sin saber que un demonio peor del que se han visto enfrentadas hasta ahora, está justo detrás de ellas. Solo esperando.

Solo siguiéndolas hasta estar lo suficientemente lejos de cualquier urbanización que joda la matanza de las hembras.

De repente Alita se queda callada mientras se gira rápidamente, mirando hacia donde estoy yo, pero sin ver ni mierda.

 – Was passiert? [¿Qué pasa?]– Le pregunta la morena mirando hacia todos lados pero también sin ver nada, que demuestre mi presencia.

 – Sie wissen nicht, aber ich fühle mich, seit wir, dass wir uns nach links [No lo sé, pero siento desde que salimos que nos están siguiendo] – Continua girando sobre sus pies, mirando hacia todos lados. Hasta a la copa de los arboles, pero aun así no ve nada.

Con una risa, la morena le toma la mano, zamarreándola un poco en el proceso.

– Du bist nur nervös, Alita, ist absolut nichts, nichts passiert nie hier. [Solo estas nerviosa, Alita, no es absolutamente nada, aqui no pasa nunca nada]

– Ja, okay, vielleicht auch nur, dass [Si, está bien, tal vez sea solo eso] – Le responde aunque no muy convencida.

Hembra inteligente.

Las sigo hasta que estamos retirados de todas las posadas, con un camino más arboleado que otra cosa. El lugar idóneo para que nadie encuentre sus cuerpos hasta durante un buen tiempo.

Les llego la hora, me estoy cansando de jugar con ellas, aunque aprendí bastante cosas de Clarizce y el hijoputa de Kirjert mientras conversaban.

 – Nie. Nie. Blackmail einen Vampir, ein Mensch. [Nunca. Jamás. Chantajeen a un vampiro, humanas]

El grito de ambas mujeres es de un terror absoluto, haciendo que todo se mueva a su alrededor a causa de los animales más pequeños del bosque que salen arrancando y a los lejos se escucha el aúllos de los lobos.

Levanto una mano para que los gritos paren de una vez, pero ambas hembras siguen gritando enloquecidas, mirando hacia todos lados para ver donde mierda correr. Aunque la escapatoria es imposible.

– Hell, Mensch, schließen Sie das verdammte Rechnung… [Joder, humanas, cierren el puto pico…]

Ambas salen corriendo como endemoniadas.

Niego con la cabeza, sin entender a los humanos. En especial a estas dos que saben nuestro secretos y aun así piensan que se pueden escapar.

Puta madre.

En un solo borrón de imagen quedo frente a ambas con la espalda apuntando a la más de lengua suelta, Naila, quien tiembla como una hoja quebrantada mientras respira con fuerza y con los ojos llenos de un pánico terrible… Aunque aun así, me apunta con el dedo índice y la barbilla arrogantemente levantada.

– Nr... können wir nichts tun. Wir wissen... dass... sie sind. Der... werfen der Kirche... Nein, wir Gestüt... nichts [No... no nos puedes hacer nada. Sabemos... que... que son. Los... los acusaremos a la iglesia... No, nos haras... nada]

Niego con la cabeza, sin entender ni infiernos de dónde saca cojones para atreverse a hablarme así esta humana. Aunque la verdad me importa una mierda. Debo matarla y eso es lo que hare.

Con un solo giro de la mi brazo, alejo su cabeza del cuerpo con un corte limpio. El cuerpo queda durante un par de segundos parados antes de caer secamente contra el lodo de la carretera del bosque. La cabeza al contrario queda cerca de unos árboles grandes. Sin poder evitarlo, observo el rostro de la hembra  salpicado de sangre, que aun muerto sigue con su arrogancia.

Giro la cabeza lentamente hacia donde se encuentra la otra humana, mirando aterrorizada hacia mí y hacia el cuerpo descabezado de su compañera. Sus ojos se llenan de lágrimas mientras tiembla de pies a cabeza.

– Töte mich nicht, bitte mich nicht töten [No me mates, por favor, no me mates] – Solloza, abrazándose a sí misma, sin ser capaz de correr.

 – Ich werde es schnell zu tun, der Mensch. [Lo hare rápido, humana] – Le digo en una promesa que sé que puedo cumplir.

Ella cerrando los ojos mientras llora y reza a su Dios, asiente, antes de que con un nuevo giro de mi mano, cortara la cabeza de la hembra rápidamente. Indoloro.

Al igual que su compañera, su cuerpo queda levantado un par de segundos antes de caer al mismo lado; y su cabeza hacia el otro lado de la carretera del bosque, con el rostro sereno, a pesar de sus ojos cerrados y lagrimas aun pegadas en las mejillas.

Tomo ambos cuerpos y los lanzo hacia un poco más al fondo, entremedio de todos los matorrales y arboles de alrededor para que no se encuentren jamás. Vuelvo hacia donde estaban las cabezas de las hembras y las meto dentro de una bolsa, como respaldo de que la petición fue hecha como debía ser.

Con un gruñido de suspiro, agarro bien la bolsa y me desmaterializo hacia el Bordell, en donde debe estar Clarizce y Kirjert esperando su regalo.

Malditos sádicos.

Aunque tú no te quedas atrás, fuiste tú quien las mato, si que no jodas. Eres igual al Bloodletter. Igual de enfermo y maldito.

Una voz en mi cabeza me dice, haciendo que quede congelado en el lugar, apretando la bolsa hasta que mis nudillos quedan blancos.

Sacudo la cabeza, apretando las mandíbulas y me encamino hacia donde están las luces de velas iluminando la entrada al prostíbulo.

Apenas golpeo con los nudillos la puerta, esta se abre con una de las empleadas pelirrojas de Clarizce, sonriendo coquetamente mientras muestra la parte superior de sus pechos.

– Sie wollen einen Dienst, mein Herr [Desea algún servicio, mi señor]

Niego con la cabeza y me retiro la capucha del rostro. La humana de inmediato da un paso hacia atrás con los ojos abiertos de par en par.

– Clarizce. – Hablo fuerte para que la hembra, que está a un paso más allá, gire, y eso es exactamente lo que hace.

La miro fijamente a los ojos, cabreado, en parte por la mierda que tuve que hacer. Pero bueno, al final soy un asesino de tomo y lomo… no obstante, eso no significa que me guste andar matando hembras humanas, aunque estas se lo hayan merecido por intentar decir que nuestra especie existe y menos en estos tiempos.

Entro con pasos duros, fijando mis ojos en el macho grande que se encuentra con una humana sentada en sus piernas mostrando sus tetas a todos los del lugar.

– Ich denke, das gehört Ihnen. Und Sie werden bezahlt… [Creo que esto te pertenece. Y ya te encuentras pagado] – Lanzo la bolsa al suelo, abriéndose y dejándose ver ambas cabezas de las mujeres a la cuales acababa de matar. –… Jetzt können Sie in die Hölle, Arschloch [Ahora te puedes ir al infierno, imbécil]

Giro en mis talones cuando un coro de gritos y sollozos de las putas que trabajan en el lugar, se hace oír fuertemente al ver lo que había en la bolsa.

Schwachkopf [Idiota] – El macho civil grita, levantándose de su asiento, acercándose a mí.
Pero antes de que pudiera ponerme una mano encima, me giro agarrando fuertemente su garganta en un apretón que probablemente podría matar a cualquiera.

– Versuchen Sie, und halten mich, verdammt, und ich verspreche, dass Sie schneiden hier, vor allen Leuten. Du solltest besser lass mich gehen und dieses Problem selbst beheben, du Stück Scheiße [Intenta detenerme, maldito, y te prometo que te descuartizo aquí, delante de todos. Es mejor que dejes que me marche y que arregles este problema por ti mismo, pedazo de mierda] – Le siseo, mostrándole mis colmillos alargados, sintiendo bajo mi mano como su manzana de Adán comienza a desintegrarse. 

Y sin darme cuenta, bajo la venda de cuero mi mano comienza a brillar, subiendo por mi antebrazo, haciendo que lentamente comience a caer en pedazos la tela que uso por protección.

Joder.

Los gritos de las hembras son cada vez más fuerte. Clarizce ni siquiera es capaz de acercarse mientras ve como su jefe está siendo atacado por mí, sino todo lo contrario, se apega más a la pared cuando me ve brillar.

Cuando veo que los ojos del macho comienzan a ponerse blancos y sus labios comienzan a moverse lentamente, lo lanzo contra la pared, haciendo retumbar la casona por el choque. En el mismo instante se agarra la garganta mirándome con unos ojos de lleno de espanto y horror.

Dando un último vistazo por encima de hombro al macho aterrado y a las mujeres del Bordell, salgo de allí, respirando hondamente, llevando todo ese aire a mis pulmones, sintiendo aun en mis manos la sangre de las humanas. No puedo evitar observar como lentamente la brillantez comienza a retroceder hasta quedar con esa luminosidad básica que la cubre.

Mierda, necesito conseguir algo más poderosa para protegerla. Como un guante de cuero.

Miro hacia todos lados un momento antes de hacer que todo mi cuerpo no se transforme en nada más que moléculas llevadas por el viento.

Es hora de irme de aquí. Como ahora mismo.

Me materializo justo en donde está la mansión del civil y en donde se encontraba el sotano en donde estaba alojando mientras estuve aquí. Saco algunas de mis armas y algo del dinero que había juntado durante he estado libre.  

Voy a las caballerizas en donde se encuentra uno de los mejores caballos que tiene el pedazo de mierda y simplemente lo agarro, poniendo mis cosas a los lados y me subo.

Mientras hago correr al animal comienzo a crear un mapa mental que aprendí en unos de los cuántos libros que leí durante mi estancia en la mansión. Sabiendo muy bien dónde diablos ahora me iré.

Es una suerte que tenga un poder de aprendizaje de puta madre, porque el alemán que aprendí no me servirá ni mierda a donde voy.

Gran Bretaña, allá voy.

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